cómo hacer un espejo con forma de animal

Son tendencia en Instagram y Facebook. Los selfies con orejas de conejo o bigotes de gato inundan nuestras redes sociales y nadie puede resistirse a probar su propia combinación. Pero, ¿qué mejor manera de estar al día y sumarse a esta nueva moda que a la vieja usanza, utilizando nuestras propias manos e imaginación? Pues olvidaos de apps para móviles y poned atención a esta salvaje manualidad, para que niños y adultos os sintáis como auténticos animales cada vez que miréis vuestro reflejo en el cristal.

Hoy os enseñamos a hacer un espejo animal con vuestros hijos o alumnos. Una manualidad fácil, rápida y muy sencilla con la que los niños se reirán (o rugirán) a carcajadas.

Materiales para vuestro espejo salvaje

    Espejo de mano redondo
    Pinzas de madera
    Cartulinas de colores
    Pintura flúor
    Pinceles
    Pegamento
    Rotulador permanente
    Tijeras


Pasos

    Seleccionad juntos con qué tipo de animal queréis personalizar vuestro espejo (aunque debéis dejar que sean los niños quienes tomen la iniciativa). Podéis elegir un tigre, un león, una pantera o, como es el caso del ejemplo, un gato.

    Pintad con el pincel y las pinturas flúor 6 pinzas de madera del mismo color y colocad 3 a un lado y otras 3 al otro. De esta forma tendréis los bigotes de vuestro espejo.

    Pintad otras 4 pinzas del mismo color (puede ser el mismo u otro). Por la parte trasera que queda sin pintar, se pegará un rectángulo de cartulina de color. Así, al colocarlas en la parte superior del espejo, obtendréis las orejas, encajando el triángulo de cartulina entre las pinzas.

    Mientras esperáis a que se seque la pintura, pintad una pequeña nariz en el centro del espejo (según el animal que deseéis) con un rotulador permanente o para CD, y unas rayitas en la parte superior y otras en la inferior, como se muestra en la imagen, para dar un toque más divertido a vuestro espejo.

Pintad una nariz en el centro y unas pequeñas rayitas para simular el pelo de vuestro animal favorito

Dejad que los niños den rienda suelta a su creatividad y escojan el animal que más les guste, o incluso pueden inventarse uno nuevo.