De un taller de carpintería al imperio del lápiz: La historia y actualidad de Faber-Castell
Cuando pensamos en lápices de colores o en el clásico grafito verde con letras doradas, un nombre nos viene a la mente casi de inmediato: Faber-Castell. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo una pequeña empresa familiar alemana logró convertirse en el mayor fabricante de lápices del mundo?
La historia de Faber-Castell no es solo la cronología de una empresa; es un relato de innovación, nobleza y, sorprendentemente, una pionera conciencia ecológica que comenzó mucho antes de que la «sostenibilidad» fuera una palabra de moda.
Los orígenes humildes: 1761
Todo comenzó en 1761 en Stein, cerca de Núremberg (Alemania). Allí, un carpintero llamado Kaspar Faber empezó a fabricar lápices en su tiempo libre. Lo que inició como un pequeño taller artesanal pronto ganó fama local gracias a la calidad de sus minas, sentando las bases de lo que, ocho generaciones después, sigue siendo una potencia familiar.
La visión de Lothar von Faber
El verdadero punto de inflexión llegó a mediados del siglo XIX con la cuarta generación: Lothar von Faber. Él no solo modernizó la fábrica, sino que tuvo una visión que cambiaría la industria para siempre: crear la primera marca de útiles de escritura del mundo.
Lothar estableció estándares de calidad que siguen vigentes hoy (como la longitud y dureza de los lápices) y grabó «A.W. Faber» en cada pieza, convirtiendo un simple utensilio en un producto de prestigio. Su éxito fue tal que fue ennoblecido, elevando el estatus social de la familia.

Una boda que cambió el nombre
La marca que conocemos hoy nació de una historia de amor y estrategia. A finales del siglo XIX, la nieta de Lothar, la baronesa Ottilie von Faber, se casó con el conde Alexander zu Castell-Rüdenhausen.
Para preservar el apellido de la familia fundadora, el abuelo Lothar había estipulado en su testamento que el nombre «Faber» debía conservarse. Así, tras la boda en 1898, se creó el nuevo linaje y la marca definitiva: Faber-Castell. Poco después, en 1905, el conde Alexander lanzó el legendario lápiz Castell 9000, el inconfundible lápiz verde que sigue siendo un icono del diseño y la calidad.
Pioneros en Sostenibilidad
En la historia reciente, la figura del Conde Anton-Wolfgang von Faber-Castell (quien dirigió la empresa durante casi 40 años hasta 2016) fue crucial. Él entendió que para seguir fabricando lápices de madera en el futuro, debían cuidar la naturaleza hoy.
Faber-Castell posee 10.000 hectáreas de bosque propio en Brasil, un «pulmón verde» que absorbe más dióxido de carbono del que la empresa emite en todo el mundo. Esto los convierte en una de las pocas compañías industriales certificadas como carbono neutral. Además, utilizan barnices ecológicos a base de agua y el 85% de la energía que consumen proviene de fuentes renovables.
Faber-Castell en la actualidad
Hoy en día, bajo la dirección de Stefan Leitz (el segundo CEO externo a la familia en más de 260 años), la empresa sigue innovando. Desde su línea de lujo Graf von Faber-Castell hasta los productos escolares y creativos, la compañía ha sabido adaptarse a la era digital, posicionando sus productos no como herramientas obsoletas, sino como compañeros indispensables para la creatividad humana y el «deslounge» digital.
En Jeyjo, admiramos esa mezcla de tradición y respeto por el medio ambiente, por lo que estamos orgullosos de contar con sus mejores productos en nuestro catálogo.


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