Estamos en el 2024 y la idea de un aula o una oficina sin papeles no se ha materializado.

Esta realidad resulta chocante si tenemos en cuenta que lo digital no sólo se ha vendido como lo más innovador y más moderno en las escuelas…. sino también como lo ¡más ecológico!

En 2015, Arrigo Berni (Administrador Delegado de Moleskine) decía que «cuando el acto de la escritura adquiere una dimensión personal, es cuando el papel se muestra superior al teclado». Sucede con los escritores, que dicen sentirse más creativos cuando escriben sus historias a mano, y quizás hasta ahora no hayamos valorado la dimensión personal de los niños y jóvenes que se educan en la llamada «escuela digital».

Lo dicho por A. Berni significó en su momento un buen apoyo para la industria del lápiz, del papel y de todos los demás objetos, escolares y de oficina, cuya vigencia comenzaba a cuestionarse en favor de la tecnología digital. Lo cierto es que durante más de tres décadas las pantallas de tablets y ordenadores han sido el símbolo de la modernidad en las escuelas, colegios e institutos.

Últimamente, sin embargo, ha surgido la necesidad e una reflexión y una racionalización del uso de las tecnologías dentro y fuera de las aulas. Un interesante artículo (Saúl Castiblanco /Gaudium Presss publicado por el periódico <<El mundo>>) apuntaba como el neurocientífico Michel Desmurget (Director de Investigación del Instituto Nacional de Salud de Francia), y autor del libro «La fábrica de cretinos digitales», advertía sobre los efetos devastadores de la tecnología entre los más jóvenes. «Los nativos digitales son un mito. Lo que hemos hecho a nuestros hijos en nombre de la codicia es imperdonable», afirmó, demostrando con datos que el consumo excesivo de interfaces digitales afectan gravemente el desarrollo neuronal de niños y jóvenes. «Cuando aumenta el uso de televisión, videojuegos, etc., el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo caen, afectando seriamente al lenguaje, concentración, memoria, entre otras habilidades». El coeficiente intelectual que venía creciendo de generación en generación, ha comenzado a decrecer en países como Noruega, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Francia… ¿Y en España? No tenemos estadísticas.

En términos globales se acepta que el promedio del coeficiente intelectual de país está vinculado a su desarrollo económico y a su capacidad de innovación científica, aunque pocos países se han preocupado de analizar el asunto con la seriedad requerida.

Expertos en educación de países del norte de Europa debaten si hay que dar marcha atrás y redescubrir la importancia del aula, la memorización, la caligrafía y los libros en papel. Auguran que en los próximos años asistiremos a una ola de «Desdigitalización» masiva….. como tendencia mundial.

Por lo pronto, el pasado 15 de mayo del 2023, Lotta Edholm (Ministra de Educación de Noruega) anunció la cancelación del Plan de Educación Digital de su Agencia de Nacional de Educación Escolar. Sus fondos, 60 millones de euros en 2023 y 44 millones de euros anuales en el presente año y en el 2025- serán destinados a la distribución de ¡libros de texto! «Forma parte del regreso de la lectura a la escuela, en detrimento del tiempo ante la pantalla», dijo claramente.

Sólo el 34% de los estudiantes españoles ven necesario hoy por hoy llevar un bolígrafo a clase, así que el debate sobre la vuelta a la educación clásica ofrece un apoyo para la industria, tanto a fabricantes o distribuidores como a los detallistas, que durante décadas han tenido que adaptarse y reinventarse para mantener sus productos en armonía con la competencia de los digitales (tablets, portátiles, etc.) más modernos que los tradicionales y desarrollar nuevos productos para los nuevos entornos del trabajo híbrido, cuyo impacto económico también es cuestionado en algunos países como Estados Unidos, donde la mayoría de empresas prefieren que sus trabajadores vuelvan a ocupar los espacios de la oficina tradicional. Y es que el trabajo en remoto está asociado a una productividad entre un 10% y 20% menor que el presencial, según este informe. La productividad de los empleados ha concentrado parte del debate laboral desde que, con la llegada de la pandemia, el teletrabajo y el formato híbrido se instauraran de manera generalizada.

Fuente: Block