Juguetes educativos. El mejor regalo para nuestros hijos
UNA HERRAMIENTA PARA DESARROLLAR HABILIDADES COMO LA ATENCIÓN , LA ABSTRACCIÓN, LA MEMORIA, LA REPRESENTACIÓN, LA SIMBOLIZACIÓN O LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS.
Nos acercamos a unas fechas que los niños suelen recibir con jubilo: el fin del «viejo» año y la entrada del nuevo. El momento de recibir los merecidos juguetes, bien sea con la excusa de Papá Noel o de los Reyes Magos, es para ellos uno de lo más recordados.
Pero no podemos ser ingenuos y pensar que todos los regalos son iguales de beneficiosos para los niños. Los hay mejores y los hay peores . Y no hablemos en este caso de la calidad de los materiales ni de la durabilidad, sino de su proyección educativa. Los niños necesitan jugar, pasárselo bien, disfrutar mientras socializan… y no todos los juguetes son iguales de educativos. De echo, algunos ni siquiera son educativos: tienen solo la función de entretener -lo cual no es en absoluto despreciable-, pero no consiguen que el niño desarrolle una habilidad especial ni que adquiera nuevos conocimientos. Este es precisamente el tema que vamos a abordar en estas líneas: la importancia de que los niños tengan a mano juguetes educativos, tan importantes en su formación.
Una educación que divierte, o una diversión que educa
Los niños suelen tomarse muy enserio todo lo que hacen en sus primeros años de vida. Reclaman la atención de sus padres cuando pergeñan sus primeros garabatos, que para ellos no son garabatos sino su iniciación en la creación, ese sugerente mundo de los desconocido. Ese garabato, de naturaleza representativa, puede ser para ellos la nariz de papá, una casa, un barco o una ventana. Así es como comienzan a comunicarse y conectar con el mundo. Están empezando a madurar, y los juguetes educativos son sus mejores aliados.
Los primeros años
En los primeros años del niño, cuando su proceso madurativo aún es incipiente, los juegos educativos suelen ser sencillos. Es el momento en que los pequeños aprenden las texturas, los colores, las formas, los sonidos. Cada uno de estos elementos les conduce a un mundo lleno de posibilidades que merece ser examinado. Son muy importantes en esta etapa los cuadernos y los lápices de colores, que ofrecen al menor, con la ayuda de los profesores y los padres, un terreno virgen que explorar.
A partir de los dos años funcionan muy bien los materiales artísticos(lápices, pinturas…), con los cuales aprenden la relación causa-efecto en sus exploraciones, al tiempo que profundizan en el gusto por la estética y la creación. Obviamente, hay que usar materiales no tóxicos y fáciles de lavar.
Juguetes educativos consolidados
Rompecabezas de pocas fichas,con los que empezar a visualizar el todo y las partes.Conforme vayan ganando en dominio del juego, podrán adentrarse en rompecabezas más complejos.
Bloques de construcción: en cada niño hay un ingeniero en potencia. Les encanta ir apilando bloques y crear-tal como ellos lo ven- casas, castillos o montañas. Este tipo de ejercicio mental es muy bueno para agilizar la motricidad. Es preferible que los bloques sean grandes cuando los niños son de corta edad. Más adelante pueden usar bloques más pequeños.
Juguetes que encajan: siguiendo en la línea de la motricidad, son igualmente efectivos los juguetes en los que las piezas no se apilan (como antes), sino que se encajan unas en otras. Aquí damos un paso más al usar fichas de encajar que simulan figuras de animales,números,letras… pues al tiempo que desarrollan la motricidad van ampliando su vocabulario.
Kits de herramientas: el niño se dispone a vivir un momento pletórico:¡hacer lo que hacen los mayores! Por eso son tan prácticos esos kits de cocina, de bricolaje o incluso de limpieza(se sienten muy útiles barriendo el salón o la habitación donde juegan): el niño tiende a imitar los patrones que ven en el círculo familiar. Con estos objetos a imitación de los que usamos los adultos, el menor se entrena para interactuar con su entorno.
Laberintos de alambre: estos juguetes que a los mayores pueden parecernos,a simple vista,
tan básicos, son para los niños la antesala de las matemáticas que estudiarán en el colegio. El acto de desplazar las fichas de un lado a otro del laberinto promueve la coordinación de los dos hemisferios del cerebro y la estimulación de la percepción espacial.
Libros interactivos: los libros interactivos son grandes profesores, y pueden llegar a provocar auténtica pasión. Se llaman «interactivos» porque actúan con la complicidad(o interacción) del menor. Hablamos de libros con textura, sonidos,ventanas emergentes, imágenes ocultas, tarjetas de saludo tridimensional, etc.
Estos juguetes son imprescindibles, no solo por lo mucho que ayudan a los niños en su formación,sino porque insertan en ellos el germen del gusto por la lectura, necesario para la madurez en estos años posteriores.
Juegos educativos a partir de los cinco años
Cumplidos los cinco años, los niños han desarrollado un nivel de aprendizaje muy superior al que tenían antes. Les sigue gustando mucho jugar,pero ahora son más despiertos ,más inteligentes,aprenden muy rápidamente. Eso exige juguetes más elaborados.
A esta edad descubren la pasión por «trabajar en grupo» y por competir con sus compañeros. Aquí intervienen los juegos de mesa para más de un jugador, las manualidades en las que se trabaja la psicomotricidad fina, etc. Los niños y niñas, insaciables en su determinación de seguir aprendiendo, demandan ahora puzles de más piezas; juguetes de simulación para compartir experiencias y crear mundos imaginarios; mapamundis interactivos con los que aprenderse la geografía de los países; Tablets infantiles para escuchar historias, aprender a leer y escribir, ampliar su vocabulario, colorear,ver películas infantiles… Aquí el abanico de posibilidades es amplio, sin abandonar el objetivo: la educación. Los chicos pueden incluso incorporarse a juegos en los que participa toda la familia, como la oca o el parchís.
Otros juguetes podrían ser el robot de programación, los cuales, si reciben las indicaciones precisas, pueden desplazarse,girar, emitir sonidos o interactuar con otros robots; kits de dinosaurios para adentrarse en la paleontología; reproductores multimedia que permiten dibujar a partir de patrones; alfombrillas con calles y carreteras para que investiguen sobre la seguridad vial; kits para conocer el cuerpo humano, los planetas del universo ,etc.
Es también el momento ideal para proseguir leyendo libros ilustrados tradicionales, que estimulan su imaginación y favorecen su dimensión lectoral para cuando sean adultos.
Todos estos juguetes educativos -y otros muchos que no hemos citado por falta de espacio- sirven,como ya decíamos , no solo para divertir sino también para educar. El aprendizaje está servido en cada pequeña acción que realizan .En los primeros años aprenden el significado de verbos con los que se manejan en día a día , muchos de los cuales funcionan como reverso de otro.Así aprenden a abrir y cerrar la caja de herramientas , a subir y bajar bloques, a meter y sacar fichas… Funcionan muy bien los juegos de imitación:el ordenador infantil(similar al que usan papá o mamá), los disfraces(para convertirse en otros personajes)… Todo esto les ayuda a desarrollar el pensamiento, la empatía y la imaginación, a resolver problemas, a comunicarse. En definitiva, a crecer como personas.
El problema de los niños que no juegan
Creemos que una buena manera de cerrar este breve reportaje sobre las virtudes de los juegos educativos sería atacándolo desde la otra cara de la moneda y explicar cuáles son los efectos secundarios de una infancia en la que estos juegos desaparecen antes de tiempo.
Los expertos han analizado el caso de los niños que no juegan o que juegan muy poco(que los hay), algo que se da con injustificada frecuencia una vez los niños abandonan la infancia más temprana y empiezan a ir al colegio. Ocurre que las agendas a las que se ven sometidos estos niños les impide tener su hueco para los juegos.Hablamos de niños que pasan de una actividad a otra (música,deporte organizado, idiomas…) y cuando llegan a casa sienten un cansancio propio de adultos. En esas circunstancias no tienen energías para jugar.
Lo que dicen los expertos sobre estos niños «saturados» es que corren el riesgo de pagarlo en el futuro con ciertos efectos secundarios: poca imaginación y creatividad,timidez, baja autoestima, inmadurez emocional…La cosa puede llegar incluso al mal carácter, pues el juego libera tensiones, y si las tensiones se van acumulando durante años la catarsis liberadora puede buscar otras salidas menos positivas.
Este no es un tema baladí, y no son los menores quienes tienen que actuar, sino los padres, preferiblemente antes de que sea tarde .Los niños no son adultos,y no pueden estar por tanto sometidos a la rigidez de nuestros horarios y obligaciones. Además de las tareas propias, deben tener su espacio para jugar con libertad, sin normas fijas.
Ya hemos visto la gran variedad y las muchas ventajas de los juegos educativos. Permitamos que el menor, conforme vaya creciendo, elija los que se adapten a sus gustos y necesidades. Frenar repentinamente el acceso del niño a los juegos educativos pueden ser, por los motivos antes descritos, un freno a su felicidad.